
Al cerrar los comercios,
Al huir los niños al refugio del hogar,
Al cambiar simplemente de producto y de precios,
Ni la luna, ni esa ragazza se hacen de rogar.
No es que no me guiñe el ojo el deseo,
Cuando pisando tu acera me tiemblen las manos,
Y tú ya sin ganas me lanzas un beso,
Daría la vida porque dijeras “vámonos”.
Por perder la billetera debajo de tu falda,
Brindar con las dos copas de tu sujetador,
Ya borrachos de sudor, que no enfría, escalda,
Perdernos mandando a la mierda el despertador.
Se que solo sueño mientras fumas,
Como aquellas divas de cabaret,
Dejando en el aire el sexo que rezumas,
El vicio, nuestra noche, mi necesidad y tu caché.
Y echando el vaho al aire,
Aliento que ha erizado esta y dos mil pieles,
Experta en el pecado sin enseñarte nadie,
Van cada domingo a verte tus fieles.
Mientras casados y solteros vuelan con tus alas negras,
Mientras cobras por dar donde falta amor,
Mientras por una pasta te enmudecen y tú los ciegas.
Te admiro buscando entre las sombras el valor.
Rozando con mis dedos tu sombra
Tu imposible sabor
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Jairo A.